Para la elaboración de este producto sólo se pueden emplear harinas fuertes de trigos panificables con masas madres naturales, agua, levadura de panificación y sal comestible
Desde el 1 de noviembre de 2013, el Pan Sobado de La Rioja se encuentra a la venta en 45 establecimientos de la Comunidad Autónoma, tal y como fue anunciado por el director general de Agricultura y Ganadería, Igor Fonseca; el presidente de la Asociación de Fabricantes Expendedores de Pan y Afines (ARFEPAN), Eduardo Villar, y el panadero y secretario de ARFEPAN, Alfredo Los Arcos, durante la presentación de suss etiquetas identificativas.
Esta nueva marca de calidad pretende acercar a los consumidores un producto tradicional que se elabora a partir de determinados ingredientes naturales siguiendo un proceso arraigado en La Rioja.
El Pan Sobado de La Rioja se comercializa en dos formatos diferentes, barra y hogaza. Se trata de un pan que se caracteriza por su miga compacta y blanca y una corteza fina y crujiente de color dorado.
Para la elaboración de este producto sólo se pueden emplear harinas fuertes de trigos panificables con masas madres naturales, agua, levadura de panificación y sal comestible. Además, es condición indispensable que al menos el 30 % de la harina que se utilice procede de trigos recolectados en La Rioja.
Las barras de pan sobado riojano son piezas cocidas de hasta 430 gramos de peso, de forma alargada y con una longitud de 40 centímetros máximo. Presentan un ligero marcado producido por los cortes efectuados en la base, y también se pueden comercializar en formato con rombos en su base (picos). Si hablamos de hogazas, serán piezas cocidas de hasta 500 gramos de peso y se distinguen por su forma redondeada en su parte inferior, mientras que la parte superior es lisa y hexagonal. Tienen un diámetro mínimo de 15 centímetros y un máximo de 20 centímetros.
El amasado se realiza en varias etapas siguiendo técnicas tradicionales en La Rioja como es el refinado de la masa a través de cilindros mecánicos que permite obtener una masa fina y elástica. La temperatura final será de unos 21ºC. Inmediatamente, sin reposar, se divide la masa y se forman las piezas -cuanto más rápido más finura-, para a continuación, dejar que fermente en cajones o cámaras a temperatura ambiente, en torno a los 26ºC. En la última fase, se realiza el cortado de las piezas y el horneado a unos 210ºC, con poco vapor.
Fuente: La Rioja Capital